miércoles, septiembre 05, 2007

la luna de Agosto

Ya se ha pasado Agosto. Acabó con su luna llena. Me parece imposible que todo haya pasado en un mes. El encuentro con Mercè, el encuentro con la felicidad, con la certeza de estar con la persona que siempre había esperado. Nunca antes había sentido esas cosas tan vitales, tan básicas, tan maravillosas, no de una manera tan clara, con tanta seguridad. La luna contempló nuestro reencuentro después del viaje. Y me trajo la sensación de empezar algo con carácter de siembra, de esperanza. No estoy pensando en a qué tendré que renunciar pues nada de lo qué quería conservar me parece ahora importante, esencial. Seguiré siendo el mismo pero iluminado por la luna de Agosto. La travesía ha empezado pero el mar no es amenazador, es plácido, iluminado por esa luna de Agosto.

Lo supe mas tarde pero detrás de la luna, en la oscuridad, nos observaban, nos observaban C y su escudero fantasma. Me irritó mucho como me ha irritado su insistencia en debatir lo que no es mas que un hecho. Corté la relación con C por que me ahogaba, por que no me satisfacía, por que el alivio me llegaba cuando ella se iba, por que sentía que no estaba haciendo lo que quería hacer desde la primera vez que le plantee cortar la relación. Y me irrita también mi cobardía al haber dejado que eso durase tanto tiempo. A veces el enfado no es mas que culpabilidad y quizás mi enfado es que me siento culpable de su dolor. Y creo que lo soy pero por haberlo diferido. Era el prisionero de una celda cuya llave guardaba yo en nombre de no sé qué buena intención. Yo no ganaba nada manteniéndome en esa relación al contrario me perdía y también hacía que ella se perdiese. Y me descubrí harto y sin ganas de aguantar mas. De pronto no podía esperar a encontrar un momento mejor y la perspectiva de estar solo, de hacer lo que quería fue tan atrayente que explote. Me di cuenta que la navegación costera era solo comodidad.

Y me fui a la India. Ese viaje lo había planeado para hacerlo juntos pero sentí que lo quería hacer yo solo, no con C. Fue un viaje extraño. La India era un decorado por el que desfilaron mis recuerdos de hacía 18 años y el de las personas que había dejado en casa. Me pude ver y comparar con el que fui la primera vez que estuve en Benarés. La India no había cambiado tanto pero yo si y la vi distinta. No me gustó menos. Recordé mi compañera de otros viajes y me puse triste por lo perdido pero después supe que sin esas perdidas no estaría aquí y ahora. Desde entonces Mercè fue mi compañera invisible, a la que contaba lo que iba viendo. Su ausencia hacía el viaje inexplicable.
Me fui a las montañas, al Himalaya del Laddak. Anduve varios días solo entre piedras que eran olas de un mar de tierra que se habían quedado quietas. Sentí su fuerza, la energía de la Madre Tierra que no es menos poderosa que la del mar aunque no se vea como se mueve. La sentí entrar en mi a través de mis pasos y me emociono su poder, sentirlo. Dormí bajo las estrellas y las vi titilar y supe que mi lugar ahora estaba junto a Mercé y volví a tiempo para la luna de Agosto.

1 comentario:

Silencio dijo...

Que belleza y que transparencia en tu escrito Ismael!!

Me alegra ver que empiezas a recoger los frutos que te devuelve la vida, eres noble y bondadoso como no he conocido a nadie en mi vida, así que no te sientas culpable, por quererte, por hacer lo que deseas en esta existencia, por decidir que es lo que quieres experimentar en cada momento

Por eso tengo que volver
a tantos sitios venideros
para encontrarme conmigo
y examinar sin cesar,
sin más testigo que la luna
y luego silbar de alegria pisando
piedras y terrones,
sin más tarea que existir,
sin más familia que el camino.

Un abrazo