miércoles, agosto 23, 2006

¿Feliz Cumpleaños?

El jueves pasado fue mi cumpleaños. De muchos años. Al día siguiente vi "En la cama" y me, reconocí en ciertas actitudes de los personajes que hablan entre polvo y polvo sin salir de la cama. Es una buena "peli" y me pareció que observaba a la pareja humana con una mirada casi de zoólogo. Es curioso lo diferente de nuestras actitudes. La mujer se queda absorta, volcada a su interior, con la mente varada, todavía, en la sensación. Mujer, volcada en su propio útero, gestando lo, ¿quizás?, ya concebido. Yo me olvido del cuerpo, de lo sentido, y me desvío hacia un optimismo meramente mental. ¿Dónde está mi orgasmo, joder?. ¿Somos todos los tíos así?. Será que nuestro orgasmo es evolutivamente así, efímero, pues no se trata de gestar nada si no de estar listo lo antes posible para cazar o luchar por otra hembra. Yo creo que es que me niego el sentimiento, que me falta algo que aún no he encontrado.
Pero, estaba en que fue mi cumpleaños. No lo sabe casi nadie y casi nadie me felicitó. Además, no me gusta que lo hagan y no me gusta celebrarlo. Siempre me ha parecido excesivo esa atención hacia mi persona por una mera coincidencia de fechas. Me abruma ser el centro de atención en ocasiones como esa aunque curiosamente es algo que busco en otras. ¡Que difícil es asumir lo que en realidad soy! Me imagino que es lo que en Gestalt se diría una polaridad. Rechazo aquello que no me permito ser por alejarse del modelo. También lo podría enfocar, lo del cumpleaños, como una celebración de estar vivo, de haber nacido, de agradecimiento a mis padres por engendrarme, de aceptación de la vida. Mirándolo así me parece más lógico pero sigue sin gustarme. No sé si estoy contento de estar vivo. Creo que no. Pero, eso ya es otra historia.
En lo que estaba, solo recibí una felicitación: la de mi ex. Hace dos años que no la veo y cinco que nos separamos. Pero me impresionó su SMS. Me deseaba amor, luz y poder personal y firmaba con su nick y su nombre completo como si supusiera que ya no lo recordaba. Me pareció enternecedor ese detalle es como reconocer que el olvido es el último abandono posible. Como a los muertos que olvidamos y entonces se mueren definitivamente. Después pensé que también era una recriminación siempre se le dio bien manipular mis culpabilidades. También me llamaron la atención sus deseos, me recordaba, con acertada intuición, lo que me falta, lo que busco. Me conoce. ¿Buenos deseos envenenados?. Nunca se abandona del todo a nadie.

martes, agosto 08, 2006

Angkor

Un homenaje, tambien, a Wong Kar Wai y su "In the mood for love".
Hoy te contaré algo que no me ha pasado. Que quizás le ocurra a alguien, algún día. Es un viajero, está sentado a la entrada de un templo medio derruido en la selva. Podría ser la India o quizás Camboya. Es un templo muy viejo. Durante siglos la selva lo ha estado engullendo y ahora solo se aguanta sujeto por las ramas y las raíces de los árboles que han crecido entre sus muros. Por allí cerca hay mas templos, reconstruidos y muy visitados. Pero el viajero prefiere venir a éste, el mas apartado. Llega un hombre, un campesino, que se sienta junto a él. No hablan ningún idioma en común. Así que por gestos el hombre le pide tabaco y el viajero encogiéndose de hombros le dice: “Lo siento, no tengo”. Entonces el hombre saca un cigarrillo y lo enciende. Mira al viajero, sonríe pícaramente y le toca, suave, en la espalda. El viajero con la vista perdida al frente, como si estuviera solo, comienza a hablar. "Sabes, un día la conocí. Era luminosa como la luna llena y profunda como el mar azul. Frágil y graciosa como una ardilla. Bella y esbelta como una gacela. Se podían hacer locuras por ella. Incomprensiblemente me escogió, me quiso y me hizo feliz. Si algo bueno he sido, lo he sido a su lado, por ella"
El campesino mira al hombre mientras éste habla. Después, cuando calla, mueve la cabeza, asintiendo. Dice algo en su idioma, acaba de fumar y se marcha. Sobre la piedra al lado del viajero deja un par de cigarrillos arrugados. Antes de desaparecer entre la maleza se vuelve y le saluda con la mano. El viajero todavía está un rato solo, sentado. Después vi ponerse el sol detrás del templo, cogí los cigarrillos y me marché.
Esto lo escribi hace mucho tiempo. Era otro. Había conocido a alguien que me cambio la vida pero sabía que me la cambiaría de nuevo cuando me dejara. Y asi sucedió. Entonces, realmente, viaje a Camboya y fui al templo pero nadie me pidio tabaco. Así que deje de fumar, de escribir los guiones de mis desgracias y me meti en la Gestalt.

El ataque de las medusas azules

¡El Capitán Nemo se revolcara de gusto en su tumba submarina! Parece que el mar se ha cansado de soportar nuestros ataques y nos los devuelve usando a una de sus criaturas más simple: la medusa. Es casi de película de terror apocalíptico, la playa llena de medusas, como seres de otro planeta que parecen inofensivas pero que en realidad son el zarpazo de agua que nos envía el mar. Dicen que son debido a la extinción de sus depredadores por la pesca masiva, ¡pues claro! y por el Prestige, y por toda la mierda que le tiramos y por todas las ballenas que se asesinan y hasta por el paisaje costero que hemos hormigonizado. Si hasta tiene gracia, los turistas (ellos, nosotros si somos una plaga), en Marina D' 0r, mirando la playa sin poderse bañar por unos animalitos que son de gelatina pero que se han hecho dueños del agua, je je.

Cuando se acosa a alguien, se le persigue, se le echa de su casa, se le bombardea pues no se le deja mas solución que echar mano de las medusas y entonces se le llama terrorista y se le persigue mas y se intenta eliminarlo totalmente como hacen Israel/Estados Unidos con los palestinos. Pero mucho me temo que acabaran encerrados en sus paises/hoteles de lujo sin poderse meter en el agua por miedo a las picaduras. La costa será de ellos pero el mar -las tres cuartas partes del planeta- será de las medusas que ¡mira por donde! saldrán de los desiertos
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lunes, agosto 07, 2006

¡Buena singladura, Pequod!

He escogido para inagurar este blog las primeras lineas del Moby Dick de Melville. Que sean como esas botellas que se estrellan contra el casco en la botadura de un barco:
"Podeis llamarme Ismael. Hace algunos años -no importa cuantos , exactamente-, con poco o ningún dinero en mi billetera y nada de particular que me interesara en tierra, pense darme al mar y ver la parte líquida del mundo. Es mi manera de disipar la melancolía y regular la circulación. Cada vez que la boca se me tuerce en una mueca amarga; cada vez que en mi alma se posa un noviembre húmedo y lluvioso; cada vez que me sorprendo deteniéndome, a pesar de mi mismo, frente a las empresas de pompas fúnebres o sumandome al cortejo de un entierro cualquiera y, sobre todo, cada vez que me siento a tal punto dominado por la hipocondría que debo acudir a un robusto principio moral para no salir deliberadamente a la calle y derribar metódicamente los sombreros de la gente, entonces comprendo que ha llegado la hora de darme al mar lo antes posible. Esos viajes son, para mi, el sucedáneo de la pistola y la bala. En un arrogante gesto filosófico, Catón se arroja sobre su espada; yo tranquilamente, tomo un barco. No hay nada de asombroso en esto. Pocos los saben, pero casi todos los hombres, sea cual fuere su condición, alimentan en un momento dado esos sentimientos que me inspira el océano."
Aunque el lenguaje suene muy anticuado, siempre me ha impresionado la presentación de Ismael. Ese sentirse de más en el mundo de todos los días, como si el suelo congelara los pies solo con pisarlo me ha parecido el retrato de cuantos nos sentimos ajenos, desarraigados, un poco forasteros de nosostros mismos. De los que, a menudo, asumimos mas riesgos en la huida que en el enfrentamiento.