martes, agosto 08, 2006

Angkor

Un homenaje, tambien, a Wong Kar Wai y su "In the mood for love".
Hoy te contaré algo que no me ha pasado. Que quizás le ocurra a alguien, algún día. Es un viajero, está sentado a la entrada de un templo medio derruido en la selva. Podría ser la India o quizás Camboya. Es un templo muy viejo. Durante siglos la selva lo ha estado engullendo y ahora solo se aguanta sujeto por las ramas y las raíces de los árboles que han crecido entre sus muros. Por allí cerca hay mas templos, reconstruidos y muy visitados. Pero el viajero prefiere venir a éste, el mas apartado. Llega un hombre, un campesino, que se sienta junto a él. No hablan ningún idioma en común. Así que por gestos el hombre le pide tabaco y el viajero encogiéndose de hombros le dice: “Lo siento, no tengo”. Entonces el hombre saca un cigarrillo y lo enciende. Mira al viajero, sonríe pícaramente y le toca, suave, en la espalda. El viajero con la vista perdida al frente, como si estuviera solo, comienza a hablar. "Sabes, un día la conocí. Era luminosa como la luna llena y profunda como el mar azul. Frágil y graciosa como una ardilla. Bella y esbelta como una gacela. Se podían hacer locuras por ella. Incomprensiblemente me escogió, me quiso y me hizo feliz. Si algo bueno he sido, lo he sido a su lado, por ella"
El campesino mira al hombre mientras éste habla. Después, cuando calla, mueve la cabeza, asintiendo. Dice algo en su idioma, acaba de fumar y se marcha. Sobre la piedra al lado del viajero deja un par de cigarrillos arrugados. Antes de desaparecer entre la maleza se vuelve y le saluda con la mano. El viajero todavía está un rato solo, sentado. Después vi ponerse el sol detrás del templo, cogí los cigarrillos y me marché.
Esto lo escribi hace mucho tiempo. Era otro. Había conocido a alguien que me cambio la vida pero sabía que me la cambiaría de nuevo cuando me dejara. Y asi sucedió. Entonces, realmente, viaje a Camboya y fui al templo pero nadie me pidio tabaco. Así que deje de fumar, de escribir los guiones de mis desgracias y me meti en la Gestalt.

El ataque de las medusas azules

¡El Capitán Nemo se revolcara de gusto en su tumba submarina! Parece que el mar se ha cansado de soportar nuestros ataques y nos los devuelve usando a una de sus criaturas más simple: la medusa. Es casi de película de terror apocalíptico, la playa llena de medusas, como seres de otro planeta que parecen inofensivas pero que en realidad son el zarpazo de agua que nos envía el mar. Dicen que son debido a la extinción de sus depredadores por la pesca masiva, ¡pues claro! y por el Prestige, y por toda la mierda que le tiramos y por todas las ballenas que se asesinan y hasta por el paisaje costero que hemos hormigonizado. Si hasta tiene gracia, los turistas (ellos, nosotros si somos una plaga), en Marina D' 0r, mirando la playa sin poderse bañar por unos animalitos que son de gelatina pero que se han hecho dueños del agua, je je.

Cuando se acosa a alguien, se le persigue, se le echa de su casa, se le bombardea pues no se le deja mas solución que echar mano de las medusas y entonces se le llama terrorista y se le persigue mas y se intenta eliminarlo totalmente como hacen Israel/Estados Unidos con los palestinos. Pero mucho me temo que acabaran encerrados en sus paises/hoteles de lujo sin poderse meter en el agua por miedo a las picaduras. La costa será de ellos pero el mar -las tres cuartas partes del planeta- será de las medusas que ¡mira por donde! saldrán de los desiertos
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