viernes, septiembre 14, 2007

Desescribir el guión

He encontrado esto como borrador lo escribi en Septiembre del 2007 , hace un año, y le veo mucha vigencia. Siempre tendrá vigencia aunque el tiempo parece demostrarme que con un buen guión siempre ganan los buenos.
Sin darme cuenta me vuelven retazos de mi guión de toda la vida, el que creía superado. Me asalta en mi relación la idea de que he de "ganármela", que si no lo hago bien la perderé e involuntariamente intento estrategias para hacerme necesario, para sobornar su amor. Y claro se me ve la trampa, yo me la veo al menos. Esa es una forma de fraude. Si me quiere no me querrá a mi, querrá a un hombre que será un personaje escrito por mi. Y una vez mas me habré perdido a mi mismo, no estaré. Hay pues que abandonar el guión que se obstina en salir una vez tras otra. Estar alerta a sus trampas, que el nuevo argumento sea que no hay mas argumento que ser. Dejar de escribir anticipadamente el guión de mi vida o mejor dicho desescribirlo, romper con toda pauta interesada y dejar que la verdad salga a relucir.

miércoles, septiembre 05, 2007

la luna de Agosto

Ya se ha pasado Agosto. Acabó con su luna llena. Me parece imposible que todo haya pasado en un mes. El encuentro con Mercè, el encuentro con la felicidad, con la certeza de estar con la persona que siempre había esperado. Nunca antes había sentido esas cosas tan vitales, tan básicas, tan maravillosas, no de una manera tan clara, con tanta seguridad. La luna contempló nuestro reencuentro después del viaje. Y me trajo la sensación de empezar algo con carácter de siembra, de esperanza. No estoy pensando en a qué tendré que renunciar pues nada de lo qué quería conservar me parece ahora importante, esencial. Seguiré siendo el mismo pero iluminado por la luna de Agosto. La travesía ha empezado pero el mar no es amenazador, es plácido, iluminado por esa luna de Agosto.

Lo supe mas tarde pero detrás de la luna, en la oscuridad, nos observaban, nos observaban C y su escudero fantasma. Me irritó mucho como me ha irritado su insistencia en debatir lo que no es mas que un hecho. Corté la relación con C por que me ahogaba, por que no me satisfacía, por que el alivio me llegaba cuando ella se iba, por que sentía que no estaba haciendo lo que quería hacer desde la primera vez que le plantee cortar la relación. Y me irrita también mi cobardía al haber dejado que eso durase tanto tiempo. A veces el enfado no es mas que culpabilidad y quizás mi enfado es que me siento culpable de su dolor. Y creo que lo soy pero por haberlo diferido. Era el prisionero de una celda cuya llave guardaba yo en nombre de no sé qué buena intención. Yo no ganaba nada manteniéndome en esa relación al contrario me perdía y también hacía que ella se perdiese. Y me descubrí harto y sin ganas de aguantar mas. De pronto no podía esperar a encontrar un momento mejor y la perspectiva de estar solo, de hacer lo que quería fue tan atrayente que explote. Me di cuenta que la navegación costera era solo comodidad.

Y me fui a la India. Ese viaje lo había planeado para hacerlo juntos pero sentí que lo quería hacer yo solo, no con C. Fue un viaje extraño. La India era un decorado por el que desfilaron mis recuerdos de hacía 18 años y el de las personas que había dejado en casa. Me pude ver y comparar con el que fui la primera vez que estuve en Benarés. La India no había cambiado tanto pero yo si y la vi distinta. No me gustó menos. Recordé mi compañera de otros viajes y me puse triste por lo perdido pero después supe que sin esas perdidas no estaría aquí y ahora. Desde entonces Mercè fue mi compañera invisible, a la que contaba lo que iba viendo. Su ausencia hacía el viaje inexplicable.
Me fui a las montañas, al Himalaya del Laddak. Anduve varios días solo entre piedras que eran olas de un mar de tierra que se habían quedado quietas. Sentí su fuerza, la energía de la Madre Tierra que no es menos poderosa que la del mar aunque no se vea como se mueve. La sentí entrar en mi a través de mis pasos y me emociono su poder, sentirlo. Dormí bajo las estrellas y las vi titilar y supe que mi lugar ahora estaba junto a Mercé y volví a tiempo para la luna de Agosto.

miércoles, agosto 01, 2007

Esta bien eso de ser feliz

Esta bien eso de ser feliz. Casi no me acordaba. Descubrir a una persona en sus risas, en sus silencios, en sus tristezas, en lo que me dice . Esta bien eso de pensar en qué podría hacer para verla reír o para verla callar, conmovida. En oírle decir cosas bonitas de mi y no contradecirla. En no tener miedo a que lo qué ocurra pueda ser malo. Es el convencimiento de que nada puede ir mal. De que pase lo que pase puedo descansar en su regazo y olvidarme de todo. Cuando estábamos en la burbuja, indiferentes al mundo, yo no necesitaba tener algo que le diera valor añadido al momento como hubiera hecho otras veces, me bastaba el convencimiento de estar donde debía, de ser el que era y de que ella era ella.
Es bonito eso de ser a la vez Pigmalión y Galatea. Descubrir su mundo y hacerle descubrir el mio, este mundo mio, que yo también descubro porque me viene un poco nuevo. En el taller me pareció que entraba en una dimensión mía mas masculina y ahora la estoy notando en la forma en que me siento en el mundo, en mi sitio, seguro de lo que soy.
Hay muchas cosas en las que no he pensado, ni pienso pensar hasta que toque y entonces haré lo que sienta lo que me pida el corazón.
Otra cosa que esta bien, es esa del corazón. Ni la mente, que se disfraza de fría pero solo tiene miedo, ni el cuerpo, que es como un hurón ciego. Es el corazón, la emoción, el sentimiento o cómo lo quieras llamar. Es ese algo mas que sentimos mas alla de nuestra piel y se ve mirándote a los ojos y se nota en las ganas de llorar porque si, porque esta bien eso de ser feliz.

jueves, julio 26, 2007

Héctor

Hace un tiempo vi una peli que creo que todavía esta en cartel "El buen nombre". Me enseño varias cosas sobre los nombres.
Primero la sabiduría de los indios que cuando nace un niño le ponen un nombre provisional y cuando crece y ven su esencia le ponen el definitivo.
Después que un nombre tal como nosotros lo ponemos antes incluso de que nazca un niño nos habla de sus padres de lo qué esperan de ese niño de lo que creen que les dará o de lo que quieren darle.
Lo demás es sobre mi. Yo me tenía que llamar como mi abuelo , según obliga la tradición isleña, pero mi padre no quiso, creo que no estaba orgulloso de su padre, creo que pensaba que si él mismo había tenido que ser su propio modelo, su hijo, yo, se llamaría como él. Yo renegué de su nombre, del mío, como también renegué de su modelo. El modelo que mi madre me inculcaba tiraba mas. Y me rebautice. Lector impenitente de la Iliada me puse Héctor. El buen hermano, el buen hijo, el sacrificado, el que lava el honor de la familia, el que se enfrenta a Aquiles sabiendo que no podrá vencer. Con eso en el fondo escribí el guión de mi vida, para que mi madre llorara sobre mi cadáver como lo hizo la madre de Hector, para demostrar a mi padre de que lado estaba yo, para evitar la tentación de ser Paris, para entablar batallas que prefería perder.
Hoy, desde hace unos 5 años, he vuelto a adoptar mi verdadero nombre, el de mi padre, el de un arcángel, el del orgullo de ser su hijo, el del agradecimiento por lo que me dió, él del que es a la vez Paris y Héctor y Aquiles si hace falta, el del que llora porque ahora entiende a su padre y no se lo puede decir. Gracias, Padre, ¡que bien que me parezco a ti cada vez mas!.

miércoles, julio 25, 2007

Con la costa a popa.

La navegación costera es cómoda y segura: Dando la borda a tierra aprovechando el terral o la marinada se puede ir a todas partes. Pero un día si te llamas marino tienes que virar y dando la popa a tierra salir a mar abierto a buscar los vientos de verdad. Unas horas mas tarde dejas de ver la costa y solo te rodean las olas. Es entonces cuando el marino pisa firme en cubierta y sabe que ha encontrado su destino. Se abandona, confiado, a su pericia y al mar. Nunca se sentirá mas vivo.
Hoy creo haber soltado amarras y enfilado con la proa el vacío, la inseguridad, pero también el orgullo de decir que no a la comodidad , de decir que si a lo que siento.
Ha habido un precio, mejor dicho he hecho a otra persona pagar un precio, su dolor, su abandono, nunca me perdonaré que mi cobardía haya retrasado el fin y le haya hecho concebir esperanzas pero es el precio de no traicionarme de confiar en mi.

Esto lo escribí hace unos días y no lo colgué porque me pareció pedante el falso lenguaje marino.
Pero después lo he leído y he sentido algo parecido al viento en mi cara y creo que si busqué el mar como lenguaje fue por algo.

lunes, julio 23, 2007

yo los vi titilar

No sé qué me ha pasado. Puedo vivir confortablemente instalado en la razón. Con miedos y dudas, si, pero armado de recursos mentales para defenderme. Cuando algo me pasa pienso en qué puede ir mal y qué tengo que hacer para arreglarlo, y ya esta, asepsia y anestesia garantizadas. Pero lo que me pasa es que creía estar en un barco gobernado por el piloto automático de la razón y he descubierto que hay un piloto loco que me gobierna el barco a golpes de emoción. Y sus golpes vienen sin avisar y son incontenibles. Y me dicen donde estoy en realidad.
Mi cuerpo, mi cuerpo de carne, es muy simple. Sin comidas de tarro. Con los ojos vendados, me acarician el cuerpo y me excito, dejan de hacerlo y me calmo. Y ya esta . Sin tristezas ni dolor, a veces con alegría. Pero mirarle a los ojos me abrió el pecho y las tripas y me metió su rostro dentro. Tengo su piel debajo de mi piel. Me parece que la rodea un resplandor cuando sonríe y que sus ojos titilan (1) como la luz de las estrellas Y la veo y me vuelvo loco y el cuerpo solo me sirve para acercarme a ella y sentirla y amarla, no me sirve para nada mas. Y se me sube a la garganta el llanto y tengo miedo de quererla demasiado o de que yo mismo no me permita quererla, o de que ella no me quiera o de que decida no quererme y no verla nunca mas, o de verla y tener que aguantarme. Y me siento fuerte y guapo, hasta joven, solo con mirarla. Si rozo su piel es como si me llegaran su respiración y su pulso y ya fueran los mios.
Ahora se ha dado la vuelta y la he visto lejos, se esta alejando ya y no sabemos aún lo que nos pasa. No podemos perdernos esto, ¿es que no lo ves? nos lo debemos. Hemos aguantado muchas tristezas para decirle que no a esto. Si la vida nos da algo que es bello no lo podemos despreciar y con ello despreciarnos. Solo por la seguridad de un yo confortado en su racionalidad o una vida sin sobresaltos nos vamos a hacer a nosotros mismos lo que tantas veces hemos dejado que nos hicieran los demás. Las cosas bellas son para disfrutarlas, para sentirlas, no para dejarlas pasar y perderse en la nada.
No me da miedo perderme (ya me encontraré, otras veces lo he hecho), no me da miedo quedarme solo (tengo práctica), no me da miedo perder a C., de hecho he empezado a perderla ahora que ya sé que te quiero. No me da miedo empezar de nuevo cuando parece que las cosas se acaban. Me da miedo dejar que la emoción se me quede en el aire sin nadie, sin ti y solo me quede la tristeza.

(1) Titilar, titil·lar en catalán: centellear con un ligero temblor. ¡Que bonitas son las palabras cuando encuentran su destino y esta ya lo ha hecho! Recordé la palabra al ver sus ojos mirándome cuando jugábamos a ser adolescentes. Ha merecido la pena vivir solo para verlos.